sábado, 28 de enero de 2012

El mito de los demonios

Esta nueva entrada está dedicada a la historia (en occidente) de los demonios. Muy lejos de ser este un blog de esoterismo, he querido hacer esta entrada para ver como cambian los conceptos, el cambio de opiniones de algunos teólogos, y en qué se han convertido estas fantasías con el paso de los años, ya voy adelantando que las experiencias que algunos cuentan en la actualidad son casi idénticas a las que se contaban hace casi un milenio (el contexto cambia según la obsesión de la época, pero es la misma fantasía). Todo lo que aquí expongo lo he sacado de El mundo y sus demonios (1997) del inmortal Carl Sagan.
Comencemos con Platón, el más célebre alumno de Sócrates. En el “Symposio” de Platón encontramos lo siguiente
 <<Todo lo que es genio (demonio) está entre lo divino y lo mortal... La divinadad no se pone en contacto con el hombre [...] sino que es a través de este género de seres por donde tiene lugar todo comercio y todo diálogo entre los dioses y los hombres, tanto durante la vigilia como dura como durante el sueño.>>


Platón negaba categóricamente que que los demonios eran malvados, para él no eran ni buenos ni malos. No puedo evitar mencionar al genial Terry Pratchett que en su saga Mundodisco mencionaba
<<Los Dioses tienen tendencia a hacer exactamente el mismo tipo de cosas que harían los hombres si pudieran, sobre todo en los asuntos relativos a las ninfas acuáticas, las lluvias de oro y la exterminación de los enemigos.>>
           

Platón mencionaba a Eros como ejemplo de genio o demonio, Eros era el guardián de las pasiones sexuales, no era mortal ni inmortal, y ni mucho menos era una fuente del mal.
Una curiosidad divertida es que la palabra demonios quiere decir conocimiento en griego, curiosamente ciencia significa conocimiento en latín. Históricamente, las dos representaciones del conocimiento no han sido perseguidas por la religión y aquellos que se les acusaba de tener relaciones con los demonios o contradecir a la Iglesia, por ejemplo mencionar que la sombra que proyectaba la Tierra en la Luna significaba que la Tierra no era plana sino redonda.
Los platonistas y neoplatonistas, sumamente influyentes en la religión cristiana, sostenían que había algunos demonios buenos y otros malos. La influencia en la cultura popular la podemos encontrar en la distinción entre ángeles o demonios.
San Pablo (Efeseos 6, 14) advierte de la maldad de las alturas ya que se consideraba que estos provenían de los cielos,
<<Porque nuestra lucha no es entre la carne y la sangre, sino contra las Potestades contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas.>>

Más interesante es la opinión de San Agustín
<<Los dioses ocupan las regiones más altas, los hombres las más bajas, los demonios las del medio... Ellos poseen la inmortalidad del cuerpo, pero también pasiones de la mente en común con los hombres.>>

Opinión que cambió en 413 en La ciudad de Dios, cambiando dioses por Dios y demonizando a los demonios.
San Agustín consideraba que las brujas provenían del ayuntamiento sexual entre los demonios y las mujeres. Era tal la obsesión con los demonios que yacían con hombres o mujeres que se les denominaba de diferentes maneras. Los íncubos eran aquellos demonios que seducían a las mujeres, en cambio los súcubos eran los que lo hacían con los hombres.
La obsesión con los demonios creció hasta que el Papa Inocencia VIII en su Bula de 1484 dijo lo siguiente
<<Ha llegado a nuestros oídos que miembros de ambos sexos no evitan la relación con ángeles malos, íncubos y súcubos, y que, mediante sus brujerías, conjuros y hechizos echan a perder los alumbramientos de las mujeres.>>

Con esta bula se dio comienzo a la caza de brujas en Europa, y aunque los dos sexos “permitian relaciones” con los demonios, fueron las mujeres las mayores afectadas. Todos conocemos las torturas (para obtener testimonios) y ejecuciones que se realizaron a miles o tal vez millones de personas durante esta época al ser acusadas de brujería o herejía.  
Eso sí, la declaración de haber tenido relaciones íntimas con un ángel de luz no era considerado herejía, un buen ejemplo lo podemos encontrar en Santa Teresa de Ávila que relató un vívido encuentro sexual con un ángel.
Santo Tomás en De la Trinidad presentó una creencia popular de la Edad Media, la inseminación artificial demoníaca
<<Los demonios pueden transferir el semen que han recogido para inyectarlo en los cuerpos de otros.>>

 La filosofía en la tradición cristiana no proviene del ingenio humano, sino de la conversación íntima de los demonios, los ángeles caídos revelan los secretos del cielo a sus parejas humanas.
En pleno boom de la obsesión demoníaca, hubo muchísimos casos de personas que aseguraban que demonios que provenían del cielo, las habían llevado a castillos en el cielo, las habían seducido, les habían contado sus secretos, advertido de catástrofes que estaban sucediendo y obligado a contar su historia a las autoridades.
El boom de los demonios fue desapareciendo y aumentó el de apariciones de santos que provenían del cielo, aparecían en el campo, advirtiendo de catástrofes que estaban sucediendo y obligando a contar su historia a las autoridades.
Desde mediados del siglo XX la obsesión proviene de los OVNIS que provienen del cielo, aparecen en medio de la nada, se llevan a una persona, la seducen o realizan experimentos sexuales con ellas, las cuentan sus secretos, las advierten de las catástrofes que están sucediendo y las obligan a contar su historia (porque si quisiesen eliminarían los recuerdos o simplemente darían alguna droga para evitar recordar lo sucedido) a las autoridades.
No hace falta estar loco para alucinar, la falta de sueño, la de agua o comida o un ambiente de soledad (además del alcohol y otras sustancias) pueden provocar las alucinaciones que se interpretan como hechos que recordamos.
Según tengo entendido, hasta los 4 años de edad no diferenciamos entre sueños y realidad, ¿por qué vamos a creernos mejores que los niños? ¿no podríamos a veces no diferenciar entre realidad e imaginación?
Tanto la conclusión de Carl Sagan cuando escribió esa maravilla de la literatura escéptica que llamamos El mundo y sus demonios, como la mía son la misma: el contexto cultural puede ser diferente pero las fantasías y los temores son siempre los mismos.
Para terminar voy a poner un fragmento de la obra Leviatán de Tomas Hobbes
<<El temor de las cosas invisibles es la semilla natural de lo que cada uno llama religión.>>
     


Me termino disculpando con mi antiguo tutor de proyecto Luca Martino que le prometí dedicar todo el tiempo disponible a escribir un artículo sobre Sample Metropolis Hastings algorithm. Esta entrada la tenía en mente desde hace tiempo y no he podido resistirme.

4 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Estoy de acuerdo con tu conclusión. Yo por lo menos, hasta que no me abduzcan o se me aparezca un fantasma (es decir, hasta que no flipe en colores) no me creeré absolutamente nada de lo que digan...
    Muá!

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  2. Me encanta el post nene !! La bula del Papa la puse yo en uno de mis articulos de hace tiempo, el q hablaba de las torturas y la inquisicion. esta muy bien lo q dices !! La Iglesia necesitaba de la existencia de un contrapunto a Dios... a "lo bueno".... necesitaba ese sustento.. para provocar esa sociedad automata y crear el panico que ayudaba a conseguir mas adeptos catolicos. Necesitaban crear ese inframundo q en realidad no es una idea catolica pero bueno... necesitaban adaptarla creando la existencia d demonios y tonterias varias.. y x desgracia se les dio bien...

    muy buen post !!!

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  3. Pude haber añadido más religiones que hablan de los íncubos y súcubos. También estuve leyendo mucho sobre los juicios y cómo los costes de la ejecución los tenía que pagar la familia del enjuiciado y todas las posesiones del acusado se las quedaban los inquisidores.

    ¡Gracias por comentar!

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